Entiendo la Educación como compromiso ético, como solidaridad, como concientización liberadora que ayuda a romper con la ignorancia, el sometimiento y el fatalismo.
Y tengo especial interés por el mundo de los inmigrantes.



25.3.08

Doble Vara

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Tengo entendido por haberlo leído en algún lado –y confieso que no en su obra- que Maquiavelo hacía referencia en El Príncipe a la democracia, pero señalando que en ella solo había espacio para los intereses particulares. Y cuando actualmente se habla del medio ambiente parece que todo esta supeditado a ello, como si no hubiéramos avanzado nada desde el Renacimiento. De tal famosa figura ha quedado también aquello de que “el fin justifica los medios”… y así va el mundo por haberlo llevado a la práctica más un grupo político en nuestro país. Pero no nos salgamos del tema, que es otra cosa sobre la que deseo escribir: el medio ambiente andaluz.

Posiciones neo-capitalistas retrógradas, que supeditan todo a interese particulares y solo rentables a muy corto plazo, me temo que se dan la mano con posiciones del ecologismo radical, sin entender que este espinoso tema solo se solucionará adecuadamente en relación con la cuestión social y de ninguna manera aisladamente. Tanto las posiciones de unos como las de los otros dañan a la mayoría.
Deseo citar a Marx, ahora que dicen tantos que se equivocó, para recordar que fue el primero en señalar que “el capitalismo solo desarrolla la riqueza social a base de destruir la s fuentes de la fuerza de trabajo humana… y también de la naturaleza”.
Esto es evidente cuando se priman los intereses particulares, de unos cuantos, frente a los de la inmensa ciudadanía. Así, por ejemplo, es corriente oír decir en el pueblo donde vivo y en otros sitios eso de que “en mi campo mando yo, que para eso es mío”. Y es que el lenguaje de lo particular esta tan interiorizado en todos que pareciera que aún estamos en los albores del siglo XVI. Algunos solo hablan de derechos y se olvidan de los deberes. Este ponerle puertas al campo es imposible y debemos cambiar la mentalidad; ella solo cambia cuando se demuestra con hechos. Y los hay.
Pero algunos ingenuos esperan descubrir un capitalismo que sea ecológico, lo que es una pura contradicción. El sistema capitalista en el que vivimos es antiecológico y atenta contra el medio ambiente por su propia naturaleza y crea de paso esas mentalidades ultramontanas de determinados paisanos. Claro que en la banda contraria los hay que son unos ultraecologistas, que parecen salidos del siglo XIX o acaban de leer algo sobre el Romanticismo y su concepto filosófico de la Naturaleza. Otros responsabilizan a las personas, sus necesidades y la superpoblación: es lo que algunos autores han bautizado ya como “ecofascismo”, pues no es otra cosa.
Las soluciones deben pasar por consensos políticos globales, relacionados con los derechos humanos… socio económicos (que estos, curiosamente, siempre se olvidan). Aquí tienen mucho que decir la izquierda, desde la local, regional o europea, y desenmascarar a los que solo tienen una demagogia barata y electoralista (léase: lenguaje de izquierdas y actuaciones de derechas).

¿De qué sirve una Andalucía o una España supuestamente ecológícas cuando un pueblo o una comunidad almacena ella solita todos los residuos radioactivos? (Hornachuelos. Andalucía). ¿De qué sirve una Europa limpia y pulcra, respetuosa con el medio ambiente, si nuestra mierda nuclear o contaminante la enterramos sigilosamente en desiertos africanos o en los mares del sur sobornando gobiernos? ¿De qué sirve –por poner ejemplos más próximos- las calles de nuestros pueblos que los vecinos limpian con esmero si toda nuestra mierda baja río abajo y aparece en otro lado? Esto es hipocresía. Y esto pasa con el beneplácito de toditas las administraciones y partidos que han estado o están en el poder, sea central, autonómico o local.
Por la Andalucía interior, por donde vivimos, se desmontan cerros y plantan olivos, que “para eso el terreno es mío”. Contaminamos a sabiendas porque el negocio (aceiteras, etc,) es mío… Y así sucesivamente. Y esto no es solo cuestión de grandes o pequeños, de poderosos o humildes. Todos estamos en el ajo y todos debemos ser conscientes que las soluciones tienen –debido al sistema- un costo. ¿Lo deseamos de veras? Me temo que no, si toca nuestro bolsillo. Volvieron otra vez a salir los particularismos, el Yo egoísta, la doble vara de medir.
Todo el mundo habla del Amazonas, de la Antártida, etc. pero pocos hablan de los vertidos o talas más cercanas. O de urbanizaciones particulares en playas y lugares hasta ayer vírgenes que “venden” puestos de trabajo. Pan para hoy y hambre para mañana, eso es lo que son. Doble rasero.
A nivel local se reproduce lo que a nivel mundial hacemos. El centro explota a la periferia, a las personas y su hábitat., las zonas más desarrolladas a las más atrasadas o con menos recursos. Y destruimos su (¿su?) medio ambiente. Los supuestos controles y normativas aquí son unos y allí son otros. Para qué más ejemplos.
Visto lo visto, la izquierda real tiene tarea por delante, y en éste nuestro pais, más.

de Paco Córdoba