Entiendo la Educación como compromiso ético, como solidaridad, como concientización liberadora que ayuda a romper con la ignorancia, el sometimiento y el fatalismo.
Y tengo especial interés por el mundo de los inmigrantes.



19.2.11

Algo más

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El año 2011 se ha iniciado con nuevas sorpresas para esta vieja Europa dormida y pagada de sí misma: el mundo árabe ha estallado en revueltas populares que piden simplemente el fin de sus regímenes déspotas y corruptos.
Por desgracia, muchos ciudadanos europeos aún piensan que la democracia es incompatible con ciertas latitudes, pero no caen en la cuenta que aquellas dictaduras las mantienen nuestros muy democráticos gobiernos. O sí. Lo cierto es que Europa y sus empresas multinacionales, mientras muestran televisivamente aquí su rostro amable, hacen la vista gorda cuando le interesa y colaboran con negocios y dictaduras de todo tipo.
Por todo ello lo que sentimos muchos es pura vergüenza. Y cuando por estas fechas hablamos con nuestros amigos o alumnos del Magreb no podemos ir de sobrados demócratas pues en tres segundos nos echan en cara lo que ya sabemos: sin el apoyo de ciertos paises, las dictaduras allí no durarían ni un minuto.
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Sin embargo y pese a todo un rayo de esperanza ilumina por estos días la orilla sur del Mediterráneo al comprobar que gentes muy diferentes se han unido para reclamar dignidad y su lugar en un mundo más justo del que algunos les han obligado a vivir. Son, contra todo el pronóstico de los gurús -esos llamados analistas y tertulianos- gentes de toda condición social, de diferentes edades, minorías culturales, y hasta de diferentes credos religiosos.
La primera protesta pacífica fué en el Sahara Occidental: un campamento. Semanas después fueron las gentes de Túnez. Luego Egipto. La esperanza ha prendido y los tiranos tiemblan. Le han seguido Libia, Argelia, Marruecos... pero también Yemen y Bahreim. La gente, harta, simplemente acampa como medida de protesta, se manifiesta pacíficamente. Y los tiranos y su camarilla reprimen; saben que tienen sus días contados.
Como dicen que querer es poder, la ola puede y debe ser mayor si alcanzara a los intocables Emiratos Árabes o a la misma Arabia entre otros -sueño. ¿Por qué lo que hace algunos años valió para los paises del Este de Europa no vale para otras latitudes? -me pregunto. ¿Alguien sabe que, por ejemplo, el 80 % de la población de Dubai (sí, el de los rascacielos e islas-palmera artificiales) son extranjeros indios y pakistaníes sin derechos laborales ni de voto? ¿Y cómo andan los Derechos Humanos y los de la mujer en Arabia, si hasta el año pasado tenían prohibido conducir? Respuesta: Casi nadie.
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Ya digo: espero y deseo que la ola democrática sea imparable. Y muy especialmente con nuestros vecinos. Aunque soy pesimista, entre otras cosas, porque la postura europea es decepcionante incluso en estos días. Cientos, miles de ciudadanos, deberíamos salir -tambien aquí- a la calle para mostrar nuestra solidaridad y apoyo. Y, de paso, pedir a voces a nuestros sordos gobiernos que no tengan dos varas de medir. Desde esa orilla sur se nos vé como hipócritas y, en gran medida, los gobiernos que votamos, lo son.
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Aquí, por estas fechas nos dedicamos a otros asuntos no tan banales como plantarle cara a un sanguinario dictador o echarlo, a luchar por la libertad. No. Aquí, mientras, nuestro muy cristiano y democrático Presidente del Congreso abraza al dictador de Guinea Ecuatorial. Aquí CEPSA (la del otro butano) es comprada a bombo y platillo por magnates saudíes. Aquí la gente lamenta la suspensión de carreras automovilísticas en Qatar, o Dubai o no sé dónde. Aquí sólo señalo las últimas semanas. Aquí no aprendemos de la Historia ni interesa la Geografía. Aquí, da pena.
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Y es que aquí, todavía, algunos simplemente (o ingenuamente) esperamos algo más. De todos.
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Llamamiento 20-F en Marruecos: