Entiendo la Educación como compromiso ético, como solidaridad, como concientización liberadora que ayuda a romper con la ignorancia, el sometimiento y el fatalismo.
Y tengo especial interés por el mundo de los inmigrantes.



12.6.08

Sobrevivir

En estos días en que los medios de comunicación hablan eufemísticamente de deceleración económica no dejamos de mirarnos nuestro propio ombligo pues, si esto es el inicio de una de esas crisis –que lo es- a la que sacude cíclicamente el sistema ya deberíamos habernos acostumbrado o, al menos, plantearnos sustituirlo. Pero no es así y la utopía parece más lejana que nunca.
Por el contrario no deja de asombrarme cómo esta sociedad se enroca más y más sobre sí misma y carece de la necesaria perspectiva de las cosas. Y no deja de ser curioso –por llamarlo así- que quienes defienden el sistema y en épocas de bonanza pescan a brazo partido con ganancias y márgenes abusivos son ahora los que llaman al estado en busca de protección. De protección de sus márgenes de beneficios, claro: bancos, constructores, comerciantes, intermediarios, etc.
Pero en este primer mundo desarrollado, hedonista, consumidor y egoísta muchos olvidan lo que estos vaivenes económicos suponen para otras sociedades cercanas y apenas desarrolladas. Y es que algunos creen aún que vivimos en mundos paralelos y estancos. Incluso el famoso “efecto mariposa” es una realidad en este mundo global, económicamente hablando. Si aquí el nivel de vida se encarece y amenaza el consumo casi nadie reflexiona por contra lo que ello supone en otras sociedades, donde lo que se amenaza es la vida misma. El hambre se extiende, las diferencias entre ricos y pobres aumenta hasta ser ya un abismo, a pesar de ser un tópico infinitamente repetido. Así, en los países latinoamericanos o del Magreb se emigra o estallan revueltas del hambre por el precio de los alimentos básicos.
Mientras, el incremento del precio del trigo en el 2007 subió un 92 %, el del maiz un 44 %, el de la soja un 33 %. Una de las razones es el aumento del cultivo del maíz para biocombustible. El consumo alcanza contradicciones tales como que son necesarios 5 litros de petróleo para llevar un kilo de espárragos producidos en México hasta Suiza.
Leo que los cercanos 4 millones de vecinos inmigrantes que hay en España planean traer a medio millón de menores. Son los hijos de extranjeros, menores de 16 años, que viven fuera y quieren venir. ¿Cómo no va a ser así? Muchos de los 35.000 (desde 1990, datos oficiales) que llegaron en patera sueñan con ello. Muchos dejaron además allí a su esposa y hermanos que sobreviven con lo que les envían. Muchos de ellos serán previsiblemente alumnos nuestros en los centros educativos. No importan los blindajes fronterizos., no se le puede poner puertas al campo. Este sistema hace aguas por todos lados, sólo que nosotros hemos caído –esta vez- del lado más afortunado.

Cuando alumnos inmigrantes, al cabo de las semanas, con más confianza, me hablan de cómo sobrevive su familia, siempre me sobrecojo. Basta ver los inmensos suburbios de chabolas en torno a Casablanca (Marruecos) como ejemplo del éxodo del campo a la ciudad, o Beni-Mellal y su corona de pueblos en la gran planicie de los fosfatos. Cuando el viajero se sale de determinados itinerarios turísticos uno se pregunta de qué vive la gente. A esto, durante años, mis alumnos me han respondido que sencillamente los jóvenes no hacen nada, deambulan por las calles o se agrupan en las esquinas: no hay trabajo, y eso –ellos mismos aseguran- tuerce el ánimo y a las personas.
Sidi Ifni, al sur de Marruecos, es un ejemplo. Se trata de una ciudad verdaderamente acogedora con un entorno inhóspito y cerros que son inmensos eriales casi sin vegetación. Allí me preguntaba de qué vivía la gente, aparte de su pequeño puerto pesquero. Oficialmente cuenta con 20.000 habitantes, pero cuando se visita su casco urbano la sensación es de un pueblo de unos 6.000, agrupado sobre un acantilado y espectaculares playas. Una población que sobrevive mirando al mar presintiendo cercanas las Islas Canarias. Una población que al anochecer llena bulliciosamente las calles y los mercados, sin comprender bien el forastero de dónde puede salir tanta gente y a qué se dedica. Una población muy joven y variopinta que pasea en pandillas al modo español de hace algunos años.
Leo que allí hace escasos días su población se ha manifestado una vez más por el precio del pan y el corrupto gobierno marroquí ha enviado más de 3.000 militares a sofocar las protestas. El resultado han sido tres muertos…. Mientras, aquí la preocupación de la mayoría es el fascista-alienante "¡a por ellos, oeeé!" de los c.