Entiendo la Educación como compromiso ético, como solidaridad, como concientización liberadora que ayuda a romper con la ignorancia, el sometimiento y el fatalismo.
Y tengo especial interés por el mundo de los inmigrantes.



28.4.08

Por mayo

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Este es un mes en el que la Andalucía más conservadora y anacrónica explosiona o, al menos, se muestra en público sin tanto complejo. Es un mes en el que suceden romerías, y comuniones en nuestros pueblos. Es éste un mes insufrible para el profano pues la Iglesia te recuerda aún, en nuestros pueblos, a base de campanazos, que ahí esta. Como aún lo está en muchos otros ámbitos o en la educación, sea pública o concertada.

Mayo, el mes de la flores, el mes de las fiestas, el mes de María, el mes de la Virgen, etc. etc. que debe su nombre a Maya (o Maia), la diosa de la fecundidad de los romanos la esposa de Vulcano y madre de Mercurio., personajes todos de la historia religiosa pagana. Pero es lo de menos, pues muchos se emocionan aún al ver por nuestras calles niñas vestidas de blanco y niños de marinerito o así, ignorando a sabiendas que a la inmensa mayoría les importan un pimiento el ridículo disfraz pero pasan por ese trágala con tal de ser reinas por un día y supuestos protagonistas de una -carísima y nada religiosa- fiesta familiar llena de regalos.
¿Religión? No, señores, exhibición social. Y miedo a mostrarse diferente, piense uno lo que piense en verdad pues es una prueba -para algunos- de integración en la comunidad. Y en tal caso será la fiesta del Corte Inglés o del Mercadona o de los restaurantes locales, que son los que se ponen, muy religiosamente ellos, las botas en este mes, que junto con el de fin de año marcan sus cotas de más ventas.
¿Valores religiosos de los niños, de los padres? ¿Cuáles? Valores consumistas. Y ritual, que supone el fin de la niñez y el comienzo de la pubertad. Claro que la práctica de la comunión, al menos una vez al año, fue durante siglos de obligado cumplimiento y, por tanto, sancionable, de modo que se constituyó desde jovencito para poder vivir en sociedad y disfrutar de ciertas prerrogativas e incluso no ser perseguido. Tanto que para asegurar el marcado carácter y seriedad (¿?) de una persona se aseguraba que fulano era “de comunión diaria”. Más claro, imposible.

Por mayo, mes de romerías, es cuando lo más casposo de nuestra tierra se junta. Aquí se mezcla, se confunde, lo religioso con lo profano y lo lúdico. Cierto es que las romerías también son excusa, momentos y lugares para la exaltación de lazos familiares y de amistad, pero a un gran porcentaje de andaluces nos causa grima ver a los supuestos devotos y creyentes pugnar a codazos por una virgen local para llevarla a hombros, o tocarla o rozar sus prendas que facilitarán –supongo- el flujo de gracia. Y otros cercanos se llenan el pecho de medallas alusivas, promesas. Y las ermitas llenas de exvotos, como en tiempos íberos o romanos. Y todo esto pasa en el siglo XXI y los medios de comunicación se hacen eco como quintaesencia de lo andaluz.

Sospechosamente la creencia en la presencia real o en espíritu de las imágenes de la Virgen ha sido más frecuente en unas épocas que en otras. Sospechosamente –digo- pues se acumulan en épocas en las que el poder de la Iglesia se ha puesto en entredicho por convulsiones sociales o separación jurídica entre Iglesia y Estado y pérdida del papel preponderante en la sociedad. Ejemplos son las apariciones marianas de Lourdes (1853) y de Fátima (1917) en épocas muy concretas para el que sepa algo de historia. Todas las romerías, toda devoción romera, se inicia con la supuesta aparición de estos seres sobrenaturales que piden o amenazan apocalípticamente y que al cabo de los años deriva el caso en leyenda. Las apariciones afectan siempre a personas deseosas de vivir experiencias místicas y/o individuos psíquicamente inestables. Desde luego la religión y la sociedad no pueden entenderse sin el milagro y sin el boato y exhibición familiar de las comuniones y demás fiestas.

La religión andaluza, en este mes y siguiente, es más de sacramentales que de sacramentos pues se expresa sobre todo a través de procesiones, romerías, cruces, rosarios de la aurora o capillitas rotatorias. La proximidad del retablo o de la imagen y del santuario parece ser más efectiva pues el visitar a las imágenes en sus templos es mejor que dirigirse a ellos en la distancia. ¿Religión o superstición?
Dice Saramago que "las religiones, todas ellas, sin excepción, nunca han servido para aproximar y congraciar a los hombres; por el contrario, han sido y siguen siendo causa de sufrimientos inenarrables, de matanzas, de monstruosas violencias físicas y espirituales que constituyen uno de las más tenebroso capítulos de la miserable historia humana" (El Pais. 18.09.2001)

Y es que desde Rousseau, como mínimo, cada vez mayor gente sabe que la religión es una forma de usar el poder para controlar. Hace poco ha caído en mis manos un libro de citas sobre este tema. Me gustaron algunas como: “Gracias a Dios, todavía soy ateo” (Luis Buñuel); “El pensamiento religioso es un intento de encontrar una salida allí donde no hay puerta” (Albert Einstein); “La religión es un cuento magnífico para mantener a la gente tranquila” (Napoleón Bonaparte); “El hecho que un creyente es más feliz que un escéptico no apunta nada más que el hecho de que un borracho es más feliz que un hombre sobrio” (G. Bernard Shaw).
Ya lo dije: por mayo, empachos. Y empanadas mentales.